Valoración positiva de la rapidez de las actividades de ayuda internacional a los damnificados
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En sus editoriales, todos los principales periódicos de Japón elogiaban la rapidez de las actividades de ayuda y socorro a los damnificados por parte de la comunidad internacional. Esta vez, la actuación de la comunidad internacional sin lugar a dudas ha tomado buena nota de las lecciones aprendidas de experiencias pasadas. En lo que respecta a Indonesia, el terremoto de magnitud 9 que sacudió a la costa de Sumatra el 26 de diciembre de 2004 aún está fresco en la memoria. El enorme tsunami que produjo aquel gran terremoto afectó
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a todas las regiones costeras del Océano Índico, incluido el este de África, y ocasionó 230.000 muertos o desaparecidos en más de 10 países, incluidos Indonesia y Sri Lanka. Diez días más tarde, el 6 de enero de 2005, se celebró en Yakarta una conferencia extraordinaria sobre la ayuda para la reconstrucción, y los países participantes declararon su determinación de cooperar con una campaña de emergencia de las Naciones Unidas para recaudar 1.000 millones de dólares dentro de seis meses. Además, durante una conferencia de donantes a Indonesia celebrada el pasado 26 de enero, los principales países, entre los que se incluyen Japón, Estados Unidos y Europa, anunciaron que instrumentarían una ayuda a Indonesia por valor de 5.100 millones de dólares a lo largo de un año. (Japón prometió 1.115 millones de dólares, la suma más alta prestada por un solo país.) Durante la reunión ministerial sobre cooperación regional relativa a los acuerdos de alerta temprana que se celebró el 29 de enero, se adoptó una declaración conjunta en la que se proponía, entre otras cosas, la creación del núcleo básico de un centro del sistema de alerta contra tsunamis en el Océano Pacífico.
En respuesta al terremoto ocurrido en el centro de Java, el gobierno japonés decidió, el 28 de mayo, adoptar una medida política para prestar 10 millones de dólares de subvención en concepto de ayuda de emergencia, además del envío de personal médico y material de socorro, como, por ejemplo, tiendas de campaña y depuradoras de agua.
Al señalar que esta vez las actividades de la ayuda internacional están directamente relacionadas con la experiencia adquirida hasta ahora, el editorial del Mainichi (edición del 30 de marzo) comentaba: "Muchos países [además de Japón] están ofreciendo ayuda de emergencia. Es necesario actuar con rapidez en socorro de las víctimas, de manera que la rapidez con que se ha actuado será recibida con satisfacción. Dado que se han podido acumular conocimientos y experiencia a través de otros desastres ocurridos, no deberíamos regocijarnos en exceso y de manera tan abierta. No obstante, resulta alentador que el círculo de ayuda internacional tras este desastre se haya acelerado y extendido a un ritmo tan constante desde el desastre del tsunami en el Océano Índico en 2004."
El editorial del Asahi (29 de mayo) manifestaba: "Desde Japón, el Equipo de Socorro en Desastres de Japón, un equipo perteneciente a la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa, y un grupo de la organización médica no gubernamental AMDA [Asociación de Médicos de Asia] se han apresurado a acudir al lugar del desastre. La Unión Europea, Estados Unidos, China y otros países han ofrecido ayuda de socorro, y la sociedad internacional de nuevo ha actuado con rapidez tras este enorme desastre. Esperamos que las agencias internacionales sean capaces de coordinar todos los esfuerzos con los beneficiarios de la zona, para garantizar que los artículos lleguen a todas las personas afectadas."
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