Japón se prepara para afrontar las severas perspectivas económicas inducidas por la grave crisis financiera de los EE.UU.



Tras el hundimiento y absorción de Lehman Brothers y de Merrill Lynch, dos de las firmas más importantes del sector de valores de los EE.UU., por una gran entidad bancaria el pasado 15 de septiembre, las autoridades y los organismos reguladores de Japón tomaron medidas desesperadas para evitar que la crisis financiera internacional desmantelase el sistema financiero nacional y para minimizar el impacto de la quiebra de Lehman sobre las instituciones y los inversores japoneses. La sucursal de esta entidad en Japón, Lehman Brothers Japan, inició los procedimientos de rehabilitación amparándose en la Ley de Rehabilitación Civil.

Se temía que una recesión norteamericana, agravada por la crisis financiera, pudiese causar estragos en la economía japonesa, que ya presentaba síntomas de haber entrado en recesión, dada su gran dependencia en la exportación a los mercados de los EE.UU., durante todos estos años de recuperación económica del país. Añadiéndole la actual preocupación por la crisis financiera, las sombrías perspectivas económicas hicieron caer en picado la bolsa de valores de Tokio, cuyo índice de precios Nikkei perdió más de 600 puntos el 16 de septiembre hasta marcar su registro más bajo de los últimos 38 meses. (La bolsa de valores rebotó el 17 de septiembre y recuperó hasta cierto punto las pérdidas del día anterior gracias al impacto favorable causado por la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de asignar 85 mil millones de dólares a una operación de rescate de la compañía de seguros American International Group arrastrada por la crisis.)

Como parte de las medidas tomadas internacionalmente para evitar las caídas de los mercados de valores, el 16 y 17 de septiembre el Banco de Japón inyectó 4,5 billones de yenes al mercado financiero de operaciones a corto plazo. Al mismo tiempo, la Agencia de Servicios Financieros llevó a cabo una rápida investigación para ver el grado de exposición de las instituciones financieras japonesas a las operaciones comerciales con Lehman Brothers y con su filial japonesa. Su informe reveló que con fecha del 16 de septiembre, los créditos otorgados por los principales bancos japoneses al banco de inversiones norteamericano totalizaban 320 mil millones de yenes, de los que 140 mil millones no estaban respaldados por ninguna garantía colateral y por tanto serían irrecuperables. La deuda de Lehman Brothers Japan sumaba 3,4 billones de yenes.

En una muestra de alerta y de disposición para hacer frente a cualquier contingencia, el Primer Ministro, Yasuo Fukuda, convocó a los oficiales del ejecutivo y al Gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, para una reunión de emergencia que se celebró a primeras horas de la mañana del 16 de septiembre. El Ministro de Hacienda, Bunmei Ibuki, afirmó ante los miembros de la prensa que "el sistema financiero japonés está fuera de peligro". El Gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, reafirmó el 17 de septiembre, que "el sistema financiero japonés no corre peligro".

No hay ninguna duda de que, en una época en que Japón se encuentra inmerso en un vacío político tras la decisión tomada por el Primer Ministro, Yasuo Fukuda de dimitir de su cargo, la crisis financiera y sus repercusiones económicas en todo el mundo afectarán la agenda política nacional. El panorama que ahora contemplamos nos anticipa una disolución de la Cámara Baja poco después de la elección del nuevo Primer Ministro, dejando para más tarde el proyecto de ley del presupuesto complementario que formaría la base para lanzar el plan de estímulo económico anunciado a finales de agosto. Sin embargo, como indicaba el editorial del Mainichi Shimbun fechado el 18 de septiembre, es muy posible que deban modificarse el escenario y el mismo plan de estímulo económico.

  • Los medios informativos instan a Washington a que tome medidas de mayor alcance

  • Los comentarios de los medios informativos japoneses recordaban los días en los que se acusó la crisis financiera de Japón, a finales de la década de los 90, denotando una sorprendente similitud con los acontecimientos que pillaron por sorpresa al sector financiero de los EE.UU. Durante la transformación financiera que sufrió Japón después de que explotara la burbuja en 1997, una de las cuatro mayores empresas de cartera, Yamaichi Securities, cayó en bancarrota súbitamente poco después de que declararse en quiebra el Hokkaido Takushoku Bank, que era uno de los bancos de mayor relevancia. Posteriormente otros dos bancos importantes sufrieron numerosas fusiones de rescate y varias firmas del sector bancario y de inversiones cayeron en la bancarrota.

    Los principales diarios indicaron que la crisis financiera había calado hasta tal punto debido a que las autoridades no habían tomado a tiempo las medidas apropiadas para respaldar el sistema financiero. Los redactores de los editoriales, que veían al Gobierno de los EE.UU., con los mismos ojos que vieron hace diez años al indeciso Gobierno Japonés, instaron a Washington a que tomara medidas más enérgicas y de forma más decidida, para inyectar dinero público y evitar así una caída en espiral de la crisis crediticia. Aunque la operación de rescate de AIG vindicó el argumento en cierta medida, no fue suficiente como para calmar los temores que atenazaban a la industria financiera de los EE.UU., como demostró la caída de la bolsa de Nueva York del 17 de septiembre. (Todos los editoriales se publicaron el 17 de septiembre; se citan en orden alfabético.)

  • En primer lugar hay que frenar las reacciones en cadena de la crisis? (Asahi Shimbun)

  • "Aunque esta experiencia (de Japón) no pueda aplicarse en su totalidad a lo que está ocurriendo en los Estados Unidos, muestra con claridad que hay que tener mucho cuidado si se quiere evitar que las quiebras del sector bursátil no se propaguen al sector de la banca. Desde este punto de vista, fue desconcertante oír al Secretario del Tesoro de los EE.UU., Henry Paulson, cuando explicaba que nunca había tenido en consideración una operación de rescate con fondos públicos para Lehman". "Washington tiene la obligación de prepararse para tales maniobras durante los próximos meses".

  • Los Estados Unidos deben hacer todo lo posible para evitar el desencadenamiento incontrolado de la crisis? (Mainichi Shimbun)

  • "Es hasta cierto punto comprensible que el Gobierno de los EE.UU. (que rescató a Fannie Mae y Freddie Mac) no tendiese una mano de ayuda a Lehman Brothers", "Sin embargo, si en el futuro se desencadena una serie de quiebras o cunda el pánico en los mercados, el hecho de citar la responsabilidad propia no servirá para nada. Cuando se acentuó la crisis hipotecaria en Japón, el Gobierno de los EE.UU. pidió a las autoridades japonesas que tomaran todas las medidas posibles para evitar que se originase una crisis financiera en ese país. Esto es exactamente lo que se espera que hagan ahora los Estados Unidos".

  • Es necesario que se tomen medidas decisivas para evitar que 'se origine una crisis financiera en los EE.UU.'? (Nikkei)

  • "La causa del problema reside en la indecisión para tomar medidas positivas por parte de las autoridades de los EE.UU. hasta que la crisis les pisara los talones". "El rechazo de esta operación de rescate puede servir para que las instituciones financieras no se crean que 'al final vendrá el Gobierno a echarnos un cable', pero parece que dejárselo todo al sector privado también tiene sus límites. Debería considerarse un sistema en el que el Gobierno desempeñase su papel en primer plano, como estableciendo, por ejemplo, una organización para comprar la deuda de mala calidad, en lugar de ir posponiendo el arreglo final del problema".

  • Los Estados Unidos deben poner freno a la crisis: Es necesario tomar una decisión política sobre la utilización de fondos públicos? (Sankei Shimbun)

  • "Detrás de la crisis financiera se esconde la caída de los precios de la vivienda, que fue la causa principal del problema de las hipotecas de alto riesgo", "(Sin que se vislumbre el final de la caída de los precios de la vivienda), por mucho que diga el Secretario del Tesoro Paulson que "las instituciones financieras norteamericanas están seguras y fuera de peligro', las instituciones financieras y los inversores de todo el mundo no se lo pueden creer. La realidad es que se está propagando la incertidumbre". "Una medida fundamental para dar confianza al mercado es aumentar las bases de capital de las instituciones financieras. Instamos al Gobierno de los EE.UU., a que tome una decisión enérgica para inyectarles fondos públicos".

  • Los Estados Unidos no han ganado nada con la quiebra de Lehman?(Yomiuri Shimbun)

  • "No tuvo ninguna otra opción el Gobierno estadounidense? Algunos observadores han indicado que el Gobierno no hubiera tenido que dudar en inyectar fondos públicos. El caso de Lehman Brothers nos enseña una lección que hay que aprender para saber las políticas que deben seguirse en el futuro si se dan casos semejantes", "No puede hacerse caso omiso de la conmoción provocada por Lehman como si se tratase de 'un problema de la casa del vecino'. En realidad se trata de un 'tsunami' gigantesco. Deberá tenerse sumo cuidado con las gestiones políticas para evitar que la endeble economía japonesa se deteriore todavía más".



    The Japan Brief
    18 de septiembre de 2008







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