El gobierno de Japón concede a una empresa los derechos de prospección de yacimientos de gas en el Mar de la China Oriental
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Una decisión tomada pensando en la retirada de las FDA
La controversia entre Japón y China por la explotación de los yacimientos de gas en el Mar de la China Oriental dio un nuevo giro, cuando el pasado 14 de julio el gobierno japonés le concedió a una empresa japonesa los derechos de prospección en la zona a pesar de la enérgica protesta de China. Esta medida japonesa, que según el gobierno se ha tomado para proteger los recursos, los intereses y los derechos de soberanía japoneses contra la explotación realizada por China del yacimiento de gas que se encuentra próximo a la zona económica exclusiva de Japón (ZEE), podría empeorar esta controversia puesto que cada una de las partes defiende con firmeza su propia interpretación de la demarcación de las ZEE. |
El Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón concedió el permiso, sobre la base de la Ley de Minas, a Teikoku Oil Co. Ltd. para realizar prospecciones en tres zonas en las que es probable encontrar yacimientos de gas, dos de ellas muy cercanas a la línea de demarcación de la ZEE de Japón y frente a los yacimientos de gas chinos, Chunxiao y Duanqiao. Sin embargo, aún está por ver el día en que Teikoku Oil comience los trabajos de perforación, puesto que la parte japonesa sigue intentando convencer a China de que facilite los datos técnicos sobre sus actividades en los yacimientos de gas de la zona con el fin de asegurar que la explotación de sus yacimientos de gas en curso no afectará a los recursos japoneses que se encuentran al otro lado de la línea de demarcación.
Japón lleva tiempo considerando que el gas que se extraiga de los yacimientos chinos está conectado a las reservas de gas situadas en la ZEE de Japón a través de su estructura geológica. Como China afirma que sus yacimientos de gas no están conectados a los recursos japoneses, Japón lleva tiempo exigiéndole a China que facilite los datos técnicos que demuestren su razón, y a no ser que lo haga, Japón exige la suspensión de la explotación. Sin embargo, China ha hecho caso omiso de la exigencia de Japón y ha seguido adelante con sus actividades en el yacimiento de Chunxiao, que, al parecer, se encuentra próximo a comenzar su producción este próximo otoño.
El hecho de que China haga caso omiso de la petición japonesa, e incluso se haya mostrado su disgusto por las concesiones del gobierno de Japón de los derechos de prospección a Teikoku Oil en la zona marítima en cuestión, pone de manifiesto el gran distanciamiento existente entre los dos países en lo que respecta a la demarcación de sus ZEE. Mientras que Japón considera la línea mediana que existe entre los dos países como la demarcación estipulada por el Derecho del Mar de la ONU, China asegura que su ZEE se extiende hasta el extremo oriental de su plataforma continental, la cual se adentra bastante en la ZEE japonesa, más allá de la línea mediana.
Los derechos de prospección de Teikoku Oil le autorizan a perforar en tres zonas de un total de 400 kilómetros cuadrados. Dos de estas zonas son adyacentes a los yacimientos de gas chinos de Chunxiao y Duanqiao, que se encuentran al otro lado de la línea mediana de la ZEE reclamada por Japón.
Las grandes empresas de explotaciones petrolíferas japonesas, incluida Teikoku Oil, solicitaron una tras otra los derechos de prospección en el Mar de la China Oriental allá por los años 70, pero la administración japonesa congeló el procedimiento de solicitud en aquel entonces, debido a que la línea de demarcación con China aún no se había definido. El Sankei Shimbun, en su editorial del 16 de julio, criticaba al gobierno por su excesivo temor a inquietar a China.
Sin embargo, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria ha reanudado el procedimiento y ha concedido los derechos a Teikoku Oil, que está dispuesta a perforar en la zona por un coste aproximado de unos 10.000 millones de yenes con el fin de examinar si esta empresa es remuneradora o no. Si encuentra gas o petróleo, se tendrá que construir un conducto para transportarlo hasta Kyushu, la isla más meridional de Japón, y eso requerirá un coste adicional de decenas de miles de millones de yenes. Es más, a algunos les preocupa que, para proteger los trabajos de perforación, sea necesario llevar a la zona a los navíos de la Fuerza Marítima de Autodefensa y de la Agencia de Seguridad Marítima japonesas, por si se llegara a producir alguna maniobra de los navíos chinos. Esto, además, podría ser causa de algún contacto físico accidental y del consiguiente problema inesperado.
La medida japonesa está justificada, pero dónde acabará toda esta controversia?
La mayor parte de los periódicos apoyaban la medida del gobierno al considerarla como un asunto legítimo de política interna.
En su editorial del 16 de julio, el Asahi Shimbun decía que la concesión de los derechos de prospección a la compañía japonesa era una medida que había que tomar "necesariamente, para establecer un punto de apoyo si se quería negociar con China en igualdad de condiciones". En su editorial del 17 de julio, el Mainichi Shimbun se refería a ella como "una medida apropiada y justificada por el régimen jurídico nacional".
El editorial del Yomiuri Shimbun del 15 de julio la elogiaba al considerarla como una indicación de la "determinación del gobierno japonés de proteger los derechos de soberanía de la nación y sus recursos marinos".
El Sankei Shimbun decía también en su editorial del 16 de julio que "valoramos al gobierno japonés en mucho por la decisión de proteger los recursos marinos de Japón como respuesta a la conducta egoísta de China por acelerar la explotación de manera unilateral". El periódico afirmaba a continuación que el derecho sobre los recursos marinos, entre los que se cuentan el yacimiento de gas del Mar de la China Oriental, es un asunto sobre el cual Japón nunca debería ceder "para proteger a las Islas Senkaku, que son territorio japonés", puesto que en la ZEE reclamada por China se incluye a estas dos islas.
Lo más importante ahora es saber dónde acabará esta controversia. Serán capaces de resolverla los dos gobiernos llegando a una solución que satisfaga a las dos partes? Si bien la explotación conjunta podría ser la mejor solución, como argumentaba el Asahi Shimbun (en el editorial citado anteriormente), y las disputas no son un objetivo en sí, como aconsejaba el Mainichi Shimbun, hay pocas posibilidades de que la controversia termine de forma amistosa en un futuro inmediato. Todo esto se debe a las diferencias existentes entre los dos países respecto del fundamental asunto de dónde trazar la línea que demarque la ZEE.
En estos momentos, en los que las relaciones entre los dos países se encuentran en un momento verdaderamente tirante por diversas cuestiones políticas, es bastante difícil que se puedan registrar grandes avances en todo lo relacionado con la explotación del yacimiento de gas. Sin embargo, los dos países reconocen que no pueden dejar que esto se convierta en otro punto muerto, tal y como advertía el Mainichi Shimbun al apelar a China para que sea más seria y sincera en su participación en las conversaciones con Japón, si es que Beijing quiere ser consecuente con sus palabras sobre su deseo de alcanzar una "solución amistosa a través de las conversaciones".
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