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Información Para Conocer JapónPintura
El arte
japonés surge de la asimilación de ideas y
conocimientos de otras culturas. Una vez adoptados, crea
una expresión autóctona y genuina. En sus
orígenes y por muchos años, se ha inspirado
en los estilos de China, algunos de los cuales llegaron
previo paso por Corea. Actualmente es notable ya la influencia
del arte occidental.
Las
primeras expresiones artísticas fueron las figuras
simples, en forma de varas, dibujadas en los dotaku -campanas
del período Yayoi (aprox. 300 a.C. a 300 d.C.)- y
los murales que adornaban las paredes interiores de las
tumbas en el período Kofun (aprox. 300 d.C. a 710
d.C.).
El
auge de la pintura comienza con el apoyo de la clase gobernante
a la introducción del budismo y su cultura. El budismo
llega desde China y Corea, en el siglo VI. Se crean templos
en varias localidades de todo Japón con importantes
murales, esculturas de budas y deidades guardianas en los
pasillos y capillas. Los templos más representativos
son el Templo Asukadera, el Templo Shitennoji y el Templo
Horyuji.
La
Pintura Yamato-e y los pergaminos E-maki
La
pintura yamato-e sustituye a la
típica pintura China y muestra un mundo estético
de refinamiento y claramente japonés. Se caracteriza
por su atractivo emocional y gran color. Los temas elegidos
eran los alrededores de Kyoto. Estas obras adornaban mamparas
corredizas y biombos en los palacios.
Los
e-maki son pergaminos que combinan
texto con ilustraciones (pinturas yamato-e). Es aquí
donde surge el nuevo silabario propio japonés kana.
Esta nueva forma de escritura parecía expresar mejor
los sentimientos y percepciones del refinamiento japonés.
Los temas preferidos de los e-maki eran los relatos históricos
o los cuentos legendarios, siendo el principal exponente
los Cuentos de Genji (Genji Monogatari, 1130 aprox.), de
la dama Shikibu Murasaki.
En
el período Kamakura (1185-1333), con el paso del
poder de la nobleza a la clase samurai ó guerreros,
y de la ciudad de Kyoto a Kamakura, surgen dos marcadas
tendencias: el realismo y el conservadurismo.
Sin embargo es de recordar que la nobleza seguía
siendo la administradora de los templos y santuarios junto
con su arte.
El
realismo estaba dirigido a satisfacer
los gustos de la clase samurai, que apreciaba lo prosaico,
lo nada pretencioso, pero poderoso y viril. Éstas
características se manifiestan principalmente en
la escultura de la época. Las obras más destacadas
de este estilo son: las dos imágenes de guardianes
Nio, del maestro Unkei, en la puerta del templo Todaiji,
y las esculturas de madera de dos sabios indios, Muchaku
y Seshin, en Kofukuji.
El
conservadurismo era la continuación
del gusto artístico de la nobleza, cuyo centro cultural
seguía siendo Kyoto.
En
el período del Shogunato Muromachi (1333-1573), el
gobierno, aún a cargo de la clase guerrera, pero
de vuelta a Kyoto, acoge al budismo zen junto con su arte
y la cultura de las dinastías chinas Sung (960-1279)
y Yuan (1279-1368).
La
pintura característica de los monjes zen era el suiboku-ga,
una pintura monocroma, austera, lograda con una tinta india,
de la que se obtenía una imagen típicamente
abstracta y sugestiva. Los temas más valorados eran
los que implicaban mayor contacto con la naturaleza, es
decir, las pinturas de paisajes sansui-ga.
El maestro más destacado de este estilo fue el maestro
Sesshu y entre sus obras más importantes se encuentran
Amanohashidate-zu, Sansui Chokan (Paisaje de las cuatro
estaciones), Shuto Sanshui-zu (Paisajes de otoño
e invierno) y Haboku Sansui-zu (Paisajes).
Después
de la Rebelión Onin de 1467, Japón entra en
un Período de Guerras Civiles, hasta la unificación
del país por Nobunaga Oda, en 1573. Luego de la estabilización
política, en el Período Momoyama, el país
se desarrolla industrial y económicamente. Aumenta
el contacto con Occidente e ingresan tanto las armas de
fuego como la cultura espiritual de la Cristiandad. La madurez
de la sociedad feudal es acompañada por un mayor
movimiento comercial y, por consiguiente, del surgimiento
de ricos mercaderes que influyen cada vez más en
las actividades culturales.
Los
daimyo o señores feudales, que contaban con un mayor
poder, construían castillos más sofisticados
militarmente y mayores en tamaño como muestra de
poder, que a menudo se transformaban en verdaderos centros
de arte, ya sea por su arquitectura, sus esculturas, pinturas
o jardines. En la ornamentación de los palacios,
la escuela Kano se destacó por su rico colorido y
líneas audaces y vigorosas apreciables en la pintura
shokeki-ga (pinturas de tabique),
en los biombos deslizantes, las puertas de paneles de madera
y en las paredes de estas construcciones. Este nuevo estilo
era una combinación del color del yamato-e (pintura
típica japonesa) y el estilo suiboku-ga (pintura
del budismo zen). Las obras más importantes se encuentran
en el castillo Azuchi, en el castillo de Osaka y el palacio
Jurakudai.
Otro
tipo de pintura que surge en este período es la pintura
costumbrista. En un principio, en ellas se
describía la vida de libertad y ocio de las gentes
de la ciudad, así como el entretenimiento de los
campesinos (biombo plegable Rakuchu Rakugai Zu, por Eitoku
Kano), luego aparecen pintados los cortesanos que eran la
expresión de atractivo y belleza física (biombo
plegable Matsuura y otros), más adelante se pintaron
damas jóvenes que trabajaban en casas de baños
públicos y hermosas mujeres solas.
El
famoso estilo de pintura ukiyo-e
surge como una evolución de la pintura costumbrista,
en el período Edo (1615-1868). Ukiyo significa mundo
flotante y alude a la vida y costumbres de las masas contemporáneas;
e significa pintura. El creador de este estilo fue Moronobu
Hishikawa, alrededor del año 1681, un artista del
pueblo llano que enalteció el valor estético
de la pintura costumbrista y lo hizo un verdadero arte popular.
Es
de notar que su valoración no se basaba en su temática
popular, sino en su bajo costo, pues se imprimían
con bloques de madera producidas en serie. En un comienzo
eran sólo grabados en blanco y negro, luego fueron
agregando el rojo y el verde hasta completar toda la gama
de colores. Los temas elegidos eran las zonas de diversión,
los teatros y las luchas de zumo y según su contenido
se pueden clasificar en: shunga (escenas de burdeles y de
amor bastante explícitas), yakusha-e (retratos de
actores de teatro kabuki), Nishiki-e (grabado ukiyo-e a
todo color).
Con
la Revolución de Meiji, en 1868, Japón dio
fin a su aislamiento y al sistema feudal, restableciendo
el gobierno del Emperador como jefe nominal y abriéndose
al mundo internacional como nación moderna. En el
proceso de modernización del período Meiji
(1868-1912) se incorporan tecnologías y conceptos
de los gobierno occidentales.
En
cuanto a la pintura, el estilo occidental es firmemente
apoyado por el gobierno japonés, hasta enviando pintores
a estudiar en el exterior e invitando a grandes artistas
del exterior. Surgieron varios pintores modernos excelentes
de estilo occidental, entre ellos, Yuichi Takahashi, Seiki
Kuroda, Takeji Fujishima y Shigeru Aoki.
A su
vez, y en contraposición al nuevo movimiento occidental,
surgen los tradicionalistas que desean revalorizar el arte
clásico japonés. Así es como se funda
la Escuela de Arte de Tokyo (Tokyo Bijutsu Gakko), en 1888,
como base del estilo propio japonés.
Posterior
a la Segunda Guerra Mundial, el arte japonés, como
todo arte viviente, continúa introduciendo nuevos
elementos como el arte pop, la estructura primaria, el arte
minimalista y el arte cinético, entre otros. Así
es como en nuestros días el Japón parece ser
una mezcla de diversas variedades culturales. Algunos dirán
que nada es propio y todo es importado. Pero se ha llegado
a la conclusión de que eso es lo que lo caracteriza,
es decir, la audaz aceptación y asimilación
de las influencias extranjeras. Los artistas japoneses,
luego de tomar elementos de otras culturas encuentran su
propia expresión que los hace creadores con originalidad
y activos en la comunidad artística mundial.
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