El acuerdo para la suscripción de un ALC entre EE.UU. y Corea del Sur sacude a Japón



La noticia de que Estados Unidos y Corea del Sur han concluido con éxito sus tortuosas negociaciones para suscribir un acuerdo bilateral de libre comercio (ALC) ha sacudido a Japón, reforzando la opinión de que el país está quedando rezagado en la carrera mundial para suscribir de acuerdos de libre comercio, ya sean bilaterales o regionales, especialmente en la zona de Asia y el Pacífico. Se tiene la impresión de que EE.UU. y Corea del Sur, dos de los más importantes socios comerciales de Japón, han evitado a Japón, cuyas conversaciones para la suscripción de un acuerdo de libre comercio con Corea del Sur llevaban más de dos aÑos estancadas.

Tal y como lo entienden los japoneses, el acuerdo entre EE.UU. y Corea del Sur ha sido negociado con una intención y voluntad decididamente políticas, no sólo por méritos económicos. En virtud de este acuerdo, sujeto a la ratificación del Congreso y del parlamento de los dos países, Corea del Sur, entre otras cosas, abrirá sus mercados agropecuarios de par en par, a excepción del mercado del arroz, ante la vehemente oposición de los agricultores nacionales y demás grupos influyentes. El gobierno de EE.UU. también se enfrenta al descontento interno de los exportadores de carne de vacuno, por ejemplo, por la lentitud con que se aplicará la reducción de los aranceles coreanos a lo largo de los aÑos.

A pesar de estas dificultades, los dos gobiernos concluyeron, en el último momento, 10 meses de acaloradas negociaciones puesto que Washington quería apuntalar su cada vez menor presencia comercial en Asia y en otros mercados, especialmente con respecto a China; mientras que el presidente surcoreano, Roh Moohyun, trataba de reforzar la alianza de su país con EE.UU., debilitada a causa de su política para con Corea del Norte, y trataba también de impulsar la reestructuración de su sector industrial valiéndose de un ALC con EE.UU. como palanca.

El acuerdo de libre comercio entre EE.UU. y Corea del Sur es el mayor acuerdo bilateral de su clase en el mundo y podría tener grandes repercusiones en la zona y en todo el mundo. Algunos estudios calculan que este convenio aportará 20.000 millones de dólares al intercambio bilateral, que ascendió a 78.000 millones de dólares en 2006, según las cifras citadas por el International Herald Tribune.

No está clara, por ahora, la repercusión que el acuerdo entre EE.UU. y Corea del Sur pueda llegar a tener en Japón. Lo que sí parece probable es que la competitividad de los productos del sector industrial japonés en el mercado estadounidense va a sufrir frente a los de Corea del Sur, sobre los que se eliminarán los aranceles estadounidenses. Los automóviles y los electrodomésticos son un buen ejemplo de esto. La competencia con los exportadores estadounidenses en el mercado surcoreano se intensificará, especialmente con la maquinaria. Actualmente, Japón es el mayor exportador de maquinaria pesada a Corea del Sur, seguido, en segundo lugar, de EE.UU., pero los importadores coreanos pueden pasarse a los productos estadounidenses, por ejemplo, bombines y componentes para la fabricación de semiconductores.

Si quizá el efecto económico inmediato no preocupe en exceso, las repercusiones psicológicas que este acuerdo entre EE.UU. y Corea del Sur pueda llegar a tener en Japón parecen considerables, puesto que va a dejar aún más al descubierto el lugar rezagado que ocupa en la carrera mundial por alcanzar acuerdos de libre comercio. Hasta ahora, Japón ha suscrito este tipo de acuerdos (denominados también acuerdos de asociación económica o AAE por el Gobierno japonés debido a su carácter más amplio) con seis países, entre los que se incluye el firmado con Tailandia, sin ir más lejos, el pasado 3 de abril. Esta lentitud no ha dejado de impacientar a los círculos industriales, induciéndolos a apelar al Gobierno para que intensifique la suscripción de acuerdos de libre comercio. La Nippon Keidanren (Federación Empresarial de Japón) propuso en enero que se estudiara la posibilidad de suscribir un acuerdo de libre comercio con EE.UU.

La situación con Corea del Sur parece particularmente frustrante. Las negociaciones para alcanzar un acuerdo de asociación económica comenzaron hace más de tres aÑos en diciembre de 2003, pero llevan estancadas desde noviembre de 2004 debido a la oposición de los intereses del colectivo de agricultores y ganaderos por miedo a que se produzca una avalancha de productos agropecuarios coreanos, y debido también al deterioro de las relaciones exteriores por las visitas que el anterior primer ministro Koizumi realizó al Santuario de Yasukuni y a las disputas territoriales. Todo esto a pesar del hecho de que Corea del Sur es el tercer mercado en importancia para las exportaciones de Japón, sobre todo en maquinaria y otros componentes industriales.

Hasta ahora, en lo que respecta a las importaciones agropecuarias, Japón y Corea del Sur han compartido una postura típicamente proteccionista en las conversaciones comerciales internacionales del pasado. Sin embargo, las generosas concesiones que Corea del Sur ha hecho a EE.UU. en materia agropecuaria han dejado a Japón en una situación delicada. Podría significar que Japón va a verse sometido a una presión cada vez mayor, tanto interna como externa, para abrir sus mercados agropecuarios, aunque la negativa inflexible de Corea a liberar su mercado del arroz en las negociaciones para la suscripción de un ALC con EE.UU. ha animado un tanto a los productores de arroz japoneses.

Llamamiento al Gobierno japonés para que facilite las conversaciones de un ALC

Los comentarios editoriales de los principales periódicos japoneses tras la finalización de las negociaciones entre EE.UU. y Corea del Sur instaban al Gobierno japonés a que intensificara las conversaciones para suscribir acuerdos de libre comercio, superando las barreras que plantea el proteccionismo para determinados productos agrícolas, lácteos y otros derivados de la pesca.

El Nikkei, en su editorial del 3 de abril observaba que "Japón ha quedado bastante rezagado con respecto a EE.UU. en lo que respecta a la liberalización comercial con Corea del Sur", pero sostenía que "el acuerdo entre EE.UU. y Corea del Sur, desafiando las oleadas de manifestaciones de agricultores coreanos en contra de Estados Unidos, sugiere la posibilidad de que Japón y Corea del Sur también puedan superar el muro si son lo suficientemente serios". "Para Japón, el inconveniente de no haber suscrito un acuerdo de asociación económica con Corea del Sur, el tercer socio comercial en importancia después de China y EE.UU. es bastante grande", aÑadía el periódico.

En un tono parecido, el Asahi Shimbun publicaba el 3 de abril un editorial titulado "Como una de las principales potencias comerciales, Japón debería actuar ya", refiriéndose al ALC entre EE.UU. y Corea del Sur. "El pacto alcanzado tras meses de arduas negociaciones debería despertar a la estrategia comercial del Japón, que ha girado más en torno a la protección de los intereses internos", proseguía diciendo. "La firma satisfactoria de un ALC con Estados Unidos quizá anime a Corea del Sur a tratar de buscar un pacto parecido con Japón. Esto ofrece una gran oportunidad para que Japón pueda reanudar la estancadas conversaciones comerciales", decía el periódico. El Sankei Shimbun, en su editorial del 4 de abril, también instaba a los gobiernos de Japón y Corea del Sur a que reanudaran rápidamente las negociaciones para suscribir un AAE lo antes posible.

El Yomiuri Shimbun, en su editorial del 4 de abril, decía: "Corea del Sur ha sido un buen socio en los esfuerzos japoneses para luchar contra la presión mundial que exigía la apertura de su mercado agropecuario nacional durante la Ronda de Doha de negociaciones multilaterales comerciales y agropecuarias bajo la Organización Mundial del Comercio. A la administración surcoreana del presidente, Roh Moo-hyun, le inquietaba el rápido ascenso de China y la India como nuevas potencias económicas en los últimos aÑos. El éxito al firmar este último acuerdo significa que el presidente surcoreano ha sido capaz de hacer caso omiso de las fuertes objeciones de los agricultores nacionales a la apertura del mercado agropecuario interno". El periódico proponía así una lección para Japón.

El Mainichi Shimbun era el único en aconsejar una solución firme y pausada. Su editorial del 4 de abril sostenía: "La cuestión es cómo debería responder Japón ante este cambio de situación tras el ALC entre EE.UU. y Corea del Sur", "Si bien es deseable que Japón y Corea del Sur firmen un ALC, puesto que Corea ha hecho considerables concesiones a EE.UU. en relación con determinados productos agropecuarios, como, por ejemplo, la supresión de aranceles que gravan la carne de vacuno, Seúl por su parte seguirá adoptando una postura arrogante para con Japón. Los productos agropecuarios son, ciertamente, el asunto más importante para Japón, pero las repercusiones de la apertura del mercado deberían ser tenidas en consideración. Aunque el arroz ha sido excluido (del ALC con EE.UU.), la agricultura y los gremios de Corea del Sur quedarán expuestos a la gran repercusión que tendrá el ALC suscrito con EE.UU. Esto debería servir de lección a Japón".

The Japan Brief
05 de Abril Del 2007





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